Gabriel Los proyectos de Mar Sáez se centran en la complejidad de la identidad y la biopolítica. Las palabras nos posicionan en el mundo. El término biopolítica nos remite a Michel Foucault, trata de unir la política con la vida, alertando de como las nuevas formas de poder acuñan normas que nos afectan sin que seamos conscientes de ellas, y que tendemos a aceptar como “naturales”. Los proyectos de Mar, se despliegan como trabajos documentales, silenciosos, logrando abrir muchos interrogantes al espectador. Gabriel es un hermoso proyecto que puede servir para modificar muchas actitudes heteronormativas aprendidas. Judith Butler, filósofa que desarrolló la teoría Queer, nos manifiesta que en la sociedad heteropatriarcal actual no es posible separar sexo de género. El cuerpo y la sexualidad son una ficción política, al igual que lo son los conceptos de femineidad o masculinidad que condicionan nuestra libertad de comportamientos y emociones. Cuando alguien cambia de género, cambia de nombre, la mayoría de veces por imperativo legal, y por eso es importante y significativo el nuevo nombre que adquiere. Un cuerpo transgénero no existe legalmente. Eres un hombre o eres una mujer. En el caso de Gabriel, Mar (y Gabriel) son capaces de dar existencia real a un cuerpo transgénero. La filosofía recoge lo que la vida le da. Los retratos de Gabriel se van intercalando con los paisajes, con el mar, atardeceres, bosques, o árboles erguidos en el centro de un territorio, y siempre la luz, una luz dorada, azul y rosada que envuelve los retratos y los paisajes. La presencia del paisaje, y la luz, permite dotar a la naturaleza de las emociones y los sentimientos que son más difíciles de transmitir desde los cuerpos. Entre el paisaje, que también es Gabriel, y el horizonte libre e inmenso del mar, tenemos muchos Gabriel, porque quizás todos seamos muchos en uno. Y la vida es un bello viaje, como el narrado en este trabajo, en el que los cuerpos fluyen, cambian y se transforman. Carmen Dalmau

Gabriel
Los proyectos de Mar Sáez se centran en la complejidad de la identidad y la biopolítica. Las palabras nos posicionan en el mundo. El término biopolítica nos remite a Michel Foucault, trata de unir la política con la vida, alertando de como las nuevas formas de poder acuñan normas que nos afectan sin que seamos conscientes de ellas, y que tendemos a aceptar como “naturales”. Los proyectos de Mar, se despliegan como trabajos documentales, silenciosos, logrando abrir muchos interrogantes al espectador. Gabriel es un hermoso proyecto que puede servir para modificar muchas actitudes heteronormativas aprendidas.
Judith Butler, filósofa que desarrolló la teoría Queer, nos manifiesta que en la sociedad heteropatriarcal actual no es posible separar sexo de género. El cuerpo y la sexualidad son una ficción política, al igual que lo son los conceptos de femineidad o masculinidad que condicionan nuestra libertad de comportamientos y emociones. Cuando alguien cambia de género, cambia de nombre, la mayoría de veces por imperativo legal, y por eso es importante y significativo el nuevo nombre que adquiere. Un cuerpo transgénero no existe legalmente. Eres un hombre o eres una mujer.
En el caso de Gabriel, Mar (y Gabriel) son capaces de dar existencia real a un cuerpo transgénero. La filosofía recoge lo que la vida le da. Los retratos de Gabriel se van intercalando con los paisajes, con el mar, atardeceres, bosques, o árboles erguidos en el centro de un territorio, y siempre la luz, una luz dorada, azul y rosada que envuelve los retratos y los paisajes. La presencia del paisaje, y la luz, permite dotar a la naturaleza de las emociones y los sentimientos que son más difíciles de transmitir desde los cuerpos. Entre el paisaje, que también es Gabriel, y el horizonte libre e inmenso del mar, tenemos muchos Gabriel, porque quizás todos seamos muchos en uno. Y la vida es un bello viaje, como el narrado en este trabajo, en el que los cuerpos fluyen, cambian y se transforman.
Carmen Dalmau